martes, 22 de noviembre de 2011

¿Sombras nada mas?


Los cien primeros días de Ollanta Humala son luces y sombras. El crédito de la estupenda frase es de Carlos Basombrío en una reciente entrevista. Y es que para analizar este nuevo gobierno hay que saber distinguir entre lo que se hizo bien y mal. Hacer una clara distinción, hace posible analizar la actual coyuntura de manera un poco más objetiva.
La negación de compromisos y responsabilidades es una obstrucción a la democracia, a la credibilidad política y a las promesas que fueron el estandarte de Gana Perú. El cierre de estos tres primeros meses estuvo marcado por ello. Y es que Omar Chehade, el todavía segundo vicepresidente de la república,  y su famosa reunión para favorecer un grupo económico no ha pasado desapercibido por los medios de comunicación – razones no faltan – y menos aún para la opinión pública. El simple hecho de la camaradería y la asociación pro beneficio al sector privado, en una locación no institucional y con miembros de las fuerzas del Orden, resulta más que sospechoso, perspicaz. “Honestidad para hacer la diferencia”, oración de cuatro palabritas con que Humala marco la pauta en su campaña política;  estoy seguro que esta sencilla pero contundente frase, captó adeptos y seguidores durante todo su quehacer prosélito. Pero el deterioro de este slogan, por el brillo personal que un miembro del partido quiso impregnar una vez llegado al poder, es más que evidente. Solo existen dos posibilidades y una solución: la destitución o la renuncia del involucrado; porque es necesario dejar en claro que la única manera de encontrar aceptación entre la población y respeto a las instituciones del Estado, es destituir todo elemento que valla en contra, no solamente de las directrices morales y éticas que toda persona debe tener – más todavía si ocupa una magistratura de tanta importancia – sino también por el hecho de traicionar la confianza que se depositó en él para asumir la responsabilidad de la conducción del Estado.
El caso de Alexis Humala, denota un impedimento y falta de organización inclusive antes de asumir las riendas del país. Aunque no veo ni un obstáculo de hacer contactos con gobiernos exteriores para realizar convenios una vez pasado 28 de Julio (el caso estallo semanas atrás), no creo necesario ir en nombre de un cargo que aún no se ocupa. El escenario atroz que desencadenó una de las tantas crisis del gobierno aprista, como la fue el lobista Canaán con Del Castillo – en donde también estuvo involucrado el entonces presidente Alan García – fue suficiente excusa para que el hermano menor de los Humala, fuera presentado como “vendepatria” y lobista, muy aparte de asumir roles que no le competían. Una vez ya instalado el gobierno, el ataque sistemático de la prensa hacia la nueva conducción no dio tregua ni un solo momento. Ricardo Soberón fue la primera de las “víctimas”. El jefe de Devida, busco priorizar alternativas a la erradicación forzosa de la hoja de coca – que dio resultados penosos durante el último lustro – y generar una nueva tratativa a la problemática. Al final solo alcanzó una fuerte oposición de un sector del periodismo (dicho sea de paso, con sólidos argumentos como lo fue el de Fernando Rospigliosi en más de un artículo); del gobierno, porque Humala desestimó esta nuevo enfoque; además, el nuevo respaldo que dio los Estados Unidos a la lucha contra el narcotráfico.  Esto último,  imposibilitó la implementación de sus propuestas.
Lo de García Naranjo fue un cúmulo de situaciones penosas y desacertadas. La muerte de cuatro niños en Cajamarca al ingerir alimentos intoxicados  del Pronaa, la exposición mediática de la titular de Mimdes en Mistura y su baile con un ex jugador de futbol una vez ya conocido el suceso, además de sus comentarios errados, la demora en ir al lugar de los hechos, su discurso en el Congreso y su reabierta investigación por un juicio pendiente durante su designación como regidora en los noventa, fue una nueva oportunidad para la oposición mediática, política y económica para desalojarla de la cartera de la Mujer. Si bien cuando mencionó que la manipulación de los alimentos pudo haber sido el causante de las pérdidas humanas – y al parecer, una vez hecha las investigaciones no le faltó la razón –, la interpretación de lo sucedido dio luz verde hacia especulaciones con su pasado y presente político. Su cabeza no rodó, pero por poco.
Las exposiciones mediáticas y las frases que marcaron sus intervenciones en el congreso, o en el seno del partido o cualquier medio de comunicación ávido de titulares, reflejo una precaria institucionalidad y una evidente falta de organización política, característica innata de los partidos políticos en el Perú. Así lo refleja David Sulmont. El analista, prevé un escenario de la misma magnitud para cualquier otro partido que haya llegado a la presidencia. En sus palabras, la ausencia del roles o la sobrecarga de los mismos, genera que la prensa marque la agenda política y que  los partidos políticos, se encarguen de que estas sean legitimas debido a su incapacidad para que los cuadros con que cuentan, desarrollen expectativas según los intereses nacionales. Gana Perú, continua el analista, no es el único partido que contiene en sí todas las deficiencias, sino que esta precariedad es parte del quehacer político en nuestro país desde hace 25 años.
Otras de las contrariedades que sufre el gobierno son, en parte, los reclamos de los activistas medioambientales, gobiernos locales y poblaciones enteras que se oponen, sin dar en algunos casos, pie a sesiones de negociación sobre concesiones mineras y gasíferas. El último de los casos (han sido muchos desde el periodo 2000 – 2011) es el proyecto Conga. Éste, podría contribuir con más de 4.800 millones de dólares de inversión en el mediano plazo, y generar miles de puestos de trabajo. Sus contrarios, afirman que su instalación definitiva podría quebrar las actividades ganaderas y agropecuarias de la zona, además, es un hecho que el agua de las lagunas que tienen serian eliminadas. Sin embargo, los empresarios mineros afirman que construirán lagunas artificiales para cubrir este “percance”. El lio es aún mayor, a sabiendas que los permisos dados por el MEM ya dio el visto bueno para el arranque. ¿Las negociaciones son necesarias, teniendo en cuenta que hubo una consulta anterior en donde los pobladores estuvieron de acuerdo; y más aún, habiendo una autorización que ya paso por la respectiva cartera ministerial? Sí. Es necesario que el PCM enfrente la ausencia estatal y promueva el dialogo sobre todas las cosas. El presidente da como sentado que el proyecto va de todas maneras. Pero es necesario recalcar el rol conciliador (y sobre todo efectivo a largo plazo en materia de bienestar social) que debe haber dentro del Estado. Las dos perspectivas, tanto la de las comunidades, como la de los mineros, son legítimas. Ese trade – offs del cual Tanaka nos habla con soltura  en su columna del domingo seis, tiene que ser llevado con una mano firme. Carlos Herrera tiene la última palabra. En todo caso, el conflicto de intereses generados durante estas semanas en su entorno, nos dará un derrotero para saber la posición del gobierno frente a los muchos problemas entre pobladores y empresarios que cunden en todo el país.
Los sucesos durante estos tres cortos meses aproximadamente, nos da cosas negativas y repudiables; no olvidemos las diferentes congresistas que tiene que desfilar – o que ya lo hicieron – por las diferentes comisiones del Primer poder, para saber sus entripados, los intereses que intermediaron para utilizar el Estado como un botín, y sobre todo, de qué maneras tan soberanamente absurda los mecanismos de control partidarios, es decir, los filtros para saber si estos personajes son los idóneos para representar a sus departamentos, dieron un pase libre a los señores que hoy, denunciados ante el PJ o el Ministerio Publico, por proxenetismo, robo, corrupción y tantos otros, representen a todos los peruanos.
Más allá de las increíbles taras que dominan, como rey a sus súbditos,  nuestra política y politiquería nacional, es necesario dar un espacio para poder resaltar los temas que se llevaron con eficacia y soltura, las cosas que se ejecutaron con eficiencias, y las promesas que se cumplieron durante este tiempo. “Una es con guitarra y otra es con cajón”, parece que le dijeron a Ollanta Humala, una vez llegado al poder. Y es que, esta frase con que ya varias articulistas y columnistas bautizaron la “transformación” del Humala 2006 al Humala 2011, es evidente. No solo se trató de un cambio de camiseta (del rojo revolucionario al blanco conciliador) sino también de una postura ante los medios, un tono parsimonioso, y tolerable con las críticas que le llovieron de todos los flancos. ¿Es posible que OH haya tenido una variación de 360º en cuestiones ideológicas? Me parece que no, sus convicciones adscritas al nacionalismo no han variado un ápice. Lo que sí me parece digno de mención, es que ha podido juntar perro, pericote y gato dentro de un gabinete caracterizado por los diferentes matices o posturas políticas. Sus ideas, son perennes e intransferibles. Sus formas, no tanto. Su llegada al poder, después de una tormenta, demuestra que si una modifica ciertos postulados o dogmas inamovibles – supuestamente – es posible que el sillón de Pizarro, le quede a uno cómodo. Es su caso. Desarrollo con inclusión, fue otra de las frases que lo caracterizo a partir de la llamada Hoja de Ruta. Hasta el momento parece estar cumpliéndose, la Ley de Consulta Previa; las sobreganancias mineras; el respaldo de los ciudadanos de Ica al Congreso descentralizado; las preguntas y respuestas ante cuatro periodistas de los medios de comunicación más importantes; la contundencia con que quiere enfrentar a Artemio y Jose, en el VRAE y en el Huallaga respectivamente; la adopción de posturas conciliadores y de la promoción del dialogo antes conflictos de intereses;  la acertada designación de Carolina Trivelli como ministra del MlDIS; entre tantas otras, nos confirma que la demagogia, el culto a la personalidad, la soberbia y el striptease político, se los dejó al gobierno pasado. Ahora bien, Antonio Zapata, se plantea cuatro desafíos de cara al futuro: ¿Cómo afrontar con eficiencia los problemas de corrupción que ya comienzan a apoderarse de las personas de su gobierno?, ¿De qué manera los conflictos socioambientales van a ser tratados durante su mandato?, ¿La crisis económica internacional llegara por estos lares y causara la misma implosión que genera en el viejo continente?, ¿ante que gobierno estamos, radical, de centro, de centro izquierda, es decir, cual es la “coherencia y consistencia en la orientación del gobierno”?. Solo el tiempo será capaz de disipar las dudas que se plantea el historiador.

Lima, Noviembre de 2011

Propuestas y Hechos



Frederick Cooper, en una columna publicada en La Republica, demuestra la nula proyección histórica, cultural, urbanística y económica que ha padecido la ciudad de Lima; la inoperancia como estandarte en las gestiones de los alcaldes en los últimos cincuenta años; las políticas y estrategias improvisadas de las cuales hemos hecho patente; y el caos reinante como hijo legítimo de las inacciones en nuestra ciudad. No solo ello, hace un repaso general y comparativo con diferentes ciudades de Latinoamérica como Curitiba, Guayaquil y Medellín (entre otras, menos acordes a nuestra realidad). En éstas, el desarrollo urbano, la seguridad ciudadana y el transporte público han alcanzado – si bien falta mucho por hacer todavía – estándares adecuados para una convivencia estable y segura.
Cooper analiza Lima en toda su magnitud, y es muy claro en su diagnóstico. Carece de servicios de calidad; políticas públicas para frenar el desorden vehicular, las bandas criminales y  cobertura sanitaria; y sobre todo, de un impulso hacia la estética urbana. Para mejorar todo ello y para cumplir responsablemente cada una de las promesas que cuanto electo Alcalde hace, debe recurrir ineludiblemente a los “profesionales idóneos” es decir, no solamente políticos dicharacheros, sino especialistas en áreas determinadas que cumplan una función de acción. Y ello, prosigue Cooper, desnuda una realidad: que la viabilidad en torno a una Lima, eficiente, segura, “bonita”, es decir nueva, no solo es parte del trabajo de la Municipalidad de Lima, sino es también del gobierno Central. Se desprende también de sus palabras que para hacer un cambio legítimo y viable deben participar tanto las instituciones públicas y privadas,  como la ciudadanía en general. TODOS, debemos ser parte de un nuevo orden, no ideológico o económico, sino cultural.
Traigo a mención este artículo, por la caída libre que mantiene Susana Villarán en lo que respecta a popularidad. La última encuesta de Datum le da ochenta y dos por ciento de desaprobación en Octubre, ochenta y cinco por ciento percibe a la ciudad como igual o peor, y  sesenta y nueve personas de cada cien, afirma cuando se le pregunta sobre la mejor obra de Villarán, que no ha hecho nada. Como lo lee, nada. Cifras poco alentadoras para una gestión que tiene menos de un año de labores. Hablan de una renuencia hacia el nuevo enfoque que pretende inyectar la alcaldesa y la falta de “obras” durante este año, en comparación inmediata con lo que hizo Luis Castañeda durante dos periodos, y la sintonía conciliadora y práctica de Alberto Andrade.
El precario respaldo hacia esta nueva gestión pasa por una ineficiente comunicación por parte de la alcaldía, el desconocimiento de las obras físicas que demuestren lo avanzado, un temerario frente periodístico que minimiza las tareas cumplidas y la escrupulosa sensación de inaptitud que impregna al Palacio Municipal. ¿Estamos, otra vez, ante un partido político que prometió transparencia y trabajo y que solo ha demostrado improvisación y falta de rigor frente a las problemáticas? Me parece que no. Y es porque, si bien las informaciones respecto a lo alcanzado por Fuerza Social durante este año han sido mininamente difundidas o percibidas como insuficientes, el marasmo institucional se ha dejado de lado, y los temas de mayor envergadura – esos que generan mayor cantidad de titulares en los medio por cierto– está siendo trabajado con empuje
La cuestión pasa en primer lugar, por las tendencias políticas, los grupos de poder y la guerra electoral que enfrentó a dos oponentes de diferentes tiendas ideológicas en las elecciones del dos mil diez, Villarán y Flores Nano, de la que salió triunfadora la primera. Allí hubo un quiebre en donde nuestra desfasada pero afortunada derecha  a través de los medios de comunicación afines, se encontraron en una situación insoportablemente fatal, una alcaldesa de izquierda. Apocalipsis. La ceguera que trasluce su impotencia y conservadurismo, no hizo más que demostrar su intolerancia hacia todo movimiento político que no sea de su agrado, afín, consonante. Esta situación permite esclarecer, que a través de la televisión, las páginas de los diarios o las voces reaccionarias en las radios, nos empujen a nosotros los ciudadanos de a pie, a complotar también, contra lo que está mal – y me parece eso no solamente justo sino también razonable – pero al mismo tiempo a dar la espalda a las cosas que se logran. En otras palabras, lo que está mal, genera un titular, y lo que está bien es información irrelevante.
Por otro lado, la sinonimia que quisieron entablar entre esta gestión y la anterior, es para el olvido. Hay una diferencia en hacer gestión entre estos dos personajes. Castañeda hizo obras de inclusión social (a su manera); las escaleras amarillas, los hospitales de la solidaridad, desvíos vehiculares, puentes, el Metropolitano y un largo etcétera. Todo ello muy bien. Las obras públicas, la tierra, el cemento y el ladrillo, son necesarios – con un planeamiento adecuado – para que la ciudadanía se siente identificada, es así como el limense, quiere a su ciudad. Pero la pregunta que todos nos debemos hacer es ¿obras a costa de qué? de la corrupción, claro está. De la doble moral, de los millones de soles, de grandes licitaciones, de puestas en escena para no dar la cara, del mutismo como arma de fuego y de la ceguera antes la justicia.
La sobreexposición que ha tenido Villarán en estos meses es otra de las razones por la cual no es bien vista ante la población limeña. Así lo apunta la periodista Flor Huilca; afirma que la estrategia de comunicación que siguió durante toda su gestión, fue la misma que tuvo durante la campaña. Es decir, las propuestas y las iniciativas propias de un candidato no pueden ser las mismas una vez que ya ocupó el cargo. Un claro ejemplo de esto, sigue la Huilca, son los tiros al aire que hizo la alcaldesa al hablar del plan Zanahoria o la zona Rosa.  Medidas impopulares en una ciudad popular. Estas pretensiones no cayeron bien en la población por motivos más que evidentes. Primero ¿Quién va dejar de comprar bebidas alcohólicas después de las once de la noche? Nadie. La otra, ¿Quién quiere cerca de su casa una lugar donde las prostitutas ofrezcan sus servicios? Nadie, tampoco. Quiero dejar en claro, que con ellos no estoy queriendo que el populismo y la demagogia se hagan cargo de la Municipalidad. Sino que, antes de lanzar propuestas bienintencionadas, merezcan el debate claro y conciso, una revisión del ámbito legal en donde se sustente la propuesta, y un plan articulado que sea capaz de ejecutarlo. Es decir, planeamiento y normatividad.
Esto último demuestra que, como todo personaje público, Susana Villarán tiene insuficiencias. Nadie es infalible en este juego. Su baja popularidad, la sensación que no hace nada, y su carácter demasiado conciliador para con todos es un tema de apabullamiento y celaje voraz. Las carencias que como toda persona inserta en política tiene, no destierra indefectiblemente, los compromisos y las aptitudes por las que fue elegida en voto popular, democrático y libre. Pedir su revocatoria y querer que no cumpla su mandato, sería una verdadera idiotez que no solo demostraría impaciencia e intolerancia sino también falta de conocimiento. Si la revocatoria prospera y finalmente Villarán es depuesta de la alcaldía que legítimamente alcanzo, el que se haría cargo seria Zegarra, también de Fuerza Social y con las mismas ideas que su virtual antecesora.
¿Qué ha hecho Susana Villarán en estos meses de gestión? Los avances están, y eso es fácilmente demostrable. En seguridad ciudadana, doscientos cincuenta serenos se han sumado a los mal de mil que ya habían; cuatrocientos policías del Escuadrón verde luchan desde junio contra la delincuencia y las bandas organizadas, instalación de ocho Puestos de Auxilio rápido en el Cercado; creación del Comité de Seguridad Ciudadana que se encuentra articulado a todos los distritos de Lima; presencia de Jueces de Paz para delitos menores, y cien nuevas cámaras de videovigilancia. En lo que respecta a Desarrollo social/urbano, quinientas escaleras y diecisiete lozas deportivas; programa “Igualdad” en Barrios Altos, para su acercamiento a los servicios de salud;  inicio de las remodelaciones en cuatro plazas históricas; campañas de prevención de cáncer y otras enfermedades; inauguración de tres nuevos Hospitales de la Solidaridad; implementación del nuevo mercado de Santa Anita; entre otros. En Transporte, nuevas rutas para el Metropolitano e incremento de buses; implementación de nuevas ciclovías; ordenanzas como la del Sistema Integrado de Transportes; el retiro gradual de unidades desfasadas y de rutas; nuevas pistas y corredores como el de Nicolás Ayllon; construcción de tres nuevos carriles en el Naranjal y modernización del sistema de imposición de papeletas y sanciones. Pero no solamente ello. En lo que respecta a Medio Ambiente se han plantado cuarenta mil árboles (se tiene previsto que sean cien mil) en Comas como parte de una campaña de arborización en todo Lima; el nuevo manejo para los residuos sólidos en la capital. Y en lo que respecta a Cultura, iniciativas para ir a los museos más representativos; remodelación del teatro Segura; y el inicio de programas de cultura en Villa El Salvador, Lima Cercado, Agustino y Miraflores. Si bien se ha ejecutado el 38% del presupuesto, alrededor de cuatrocientos cincuenta y seis millones de soles, faltan las obras que fueron bandera durante la campaña, como la Línea Amarilla, la Vía Parque verde, la Costa Verde Sur, la reconstrucción de La Herradura y la más esperada, el reordenamiento del tránsito en la capital. Temas pendientes.
Susana Villarán ha hecho obra, ha promovido el esparcimiento, ha generado propuestas, ha dialogado con los actores sociales, se ha rodeado de personas idóneas y, mantiene vigente su pensamiento al hacer políticas públicas: abierta, transparente, conciliadora y tecnócrata. El inicio, debido a muchas circunstancias, no ha sido el mejor, pero es necesario percibir con claridad lo que se viene ejecutando y no diferenciarla por mantener una nueva forma de gobernar teniendo como eje la propuesta y no la imposición. Cooper tiene razón, es una tarea comunitaria el poder cambiar una ciudad, empecemos por criticar objetivamente las deficiencias, pero al mismo tiempo, elogiemos lo que se está haciendo en nuestra ciudad.



Lima, Octubre de 2011