Los cien primeros días de Ollanta Humala son luces y sombras. El crédito de la estupenda frase es de Carlos Basombrío en una reciente entrevista. Y es que para analizar este nuevo gobierno hay que saber distinguir entre lo que se hizo bien y mal. Hacer una clara distinción, hace posible analizar la actual coyuntura de manera un poco más objetiva.
La negación de compromisos y responsabilidades es una obstrucción a la democracia, a la credibilidad política y a las promesas que fueron el estandarte de Gana Perú. El cierre de estos tres primeros meses estuvo marcado por ello. Y es que Omar Chehade, el todavía segundo vicepresidente de la república, y su famosa reunión para favorecer un grupo económico no ha pasado desapercibido por los medios de comunicación – razones no faltan – y menos aún para la opinión pública. El simple hecho de la camaradería y la asociación pro beneficio al sector privado, en una locación no institucional y con miembros de las fuerzas del Orden, resulta más que sospechoso, perspicaz. “Honestidad para hacer la diferencia”, oración de cuatro palabritas con que Humala marco la pauta en su campaña política; estoy seguro que esta sencilla pero contundente frase, captó adeptos y seguidores durante todo su quehacer prosélito. Pero el deterioro de este slogan, por el brillo personal que un miembro del partido quiso impregnar una vez llegado al poder, es más que evidente. Solo existen dos posibilidades y una solución: la destitución o la renuncia del involucrado; porque es necesario dejar en claro que la única manera de encontrar aceptación entre la población y respeto a las instituciones del Estado, es destituir todo elemento que valla en contra, no solamente de las directrices morales y éticas que toda persona debe tener – más todavía si ocupa una magistratura de tanta importancia – sino también por el hecho de traicionar la confianza que se depositó en él para asumir la responsabilidad de la conducción del Estado.
El caso de Alexis Humala, denota un impedimento y falta de organización inclusive antes de asumir las riendas del país. Aunque no veo ni un obstáculo de hacer contactos con gobiernos exteriores para realizar convenios una vez pasado 28 de Julio (el caso estallo semanas atrás), no creo necesario ir en nombre de un cargo que aún no se ocupa. El escenario atroz que desencadenó una de las tantas crisis del gobierno aprista, como la fue el lobista Canaán con Del Castillo – en donde también estuvo involucrado el entonces presidente Alan García – fue suficiente excusa para que el hermano menor de los Humala, fuera presentado como “vendepatria” y lobista, muy aparte de asumir roles que no le competían. Una vez ya instalado el gobierno, el ataque sistemático de la prensa hacia la nueva conducción no dio tregua ni un solo momento. Ricardo Soberón fue la primera de las “víctimas”. El jefe de Devida, busco priorizar alternativas a la erradicación forzosa de la hoja de coca – que dio resultados penosos durante el último lustro – y generar una nueva tratativa a la problemática. Al final solo alcanzó una fuerte oposición de un sector del periodismo (dicho sea de paso, con sólidos argumentos como lo fue el de Fernando Rospigliosi en más de un artículo); del gobierno, porque Humala desestimó esta nuevo enfoque; además, el nuevo respaldo que dio los Estados Unidos a la lucha contra el narcotráfico. Esto último, imposibilitó la implementación de sus propuestas.
Lo de García Naranjo fue un cúmulo de situaciones penosas y desacertadas. La muerte de cuatro niños en Cajamarca al ingerir alimentos intoxicados del Pronaa, la exposición mediática de la titular de Mimdes en Mistura y su baile con un ex jugador de futbol una vez ya conocido el suceso, además de sus comentarios errados, la demora en ir al lugar de los hechos, su discurso en el Congreso y su reabierta investigación por un juicio pendiente durante su designación como regidora en los noventa, fue una nueva oportunidad para la oposición mediática, política y económica para desalojarla de la cartera de la Mujer. Si bien cuando mencionó que la manipulación de los alimentos pudo haber sido el causante de las pérdidas humanas – y al parecer, una vez hecha las investigaciones no le faltó la razón –, la interpretación de lo sucedido dio luz verde hacia especulaciones con su pasado y presente político. Su cabeza no rodó, pero por poco.
Las exposiciones mediáticas y las frases que marcaron sus intervenciones en el congreso, o en el seno del partido o cualquier medio de comunicación ávido de titulares, reflejo una precaria institucionalidad y una evidente falta de organización política, característica innata de los partidos políticos en el Perú. Así lo refleja David Sulmont. El analista, prevé un escenario de la misma magnitud para cualquier otro partido que haya llegado a la presidencia. En sus palabras, la ausencia del roles o la sobrecarga de los mismos, genera que la prensa marque la agenda política y que los partidos políticos, se encarguen de que estas sean legitimas debido a su incapacidad para que los cuadros con que cuentan, desarrollen expectativas según los intereses nacionales. Gana Perú, continua el analista, no es el único partido que contiene en sí todas las deficiencias, sino que esta precariedad es parte del quehacer político en nuestro país desde hace 25 años.
Otras de las contrariedades que sufre el gobierno son, en parte, los reclamos de los activistas medioambientales, gobiernos locales y poblaciones enteras que se oponen, sin dar en algunos casos, pie a sesiones de negociación sobre concesiones mineras y gasíferas. El último de los casos (han sido muchos desde el periodo 2000 – 2011) es el proyecto Conga. Éste, podría contribuir con más de 4.800 millones de dólares de inversión en el mediano plazo, y generar miles de puestos de trabajo. Sus contrarios, afirman que su instalación definitiva podría quebrar las actividades ganaderas y agropecuarias de la zona, además, es un hecho que el agua de las lagunas que tienen serian eliminadas. Sin embargo, los empresarios mineros afirman que construirán lagunas artificiales para cubrir este “percance”. El lio es aún mayor, a sabiendas que los permisos dados por el MEM ya dio el visto bueno para el arranque. ¿Las negociaciones son necesarias, teniendo en cuenta que hubo una consulta anterior en donde los pobladores estuvieron de acuerdo; y más aún, habiendo una autorización que ya paso por la respectiva cartera ministerial? Sí. Es necesario que el PCM enfrente la ausencia estatal y promueva el dialogo sobre todas las cosas. El presidente da como sentado que el proyecto va de todas maneras. Pero es necesario recalcar el rol conciliador (y sobre todo efectivo a largo plazo en materia de bienestar social) que debe haber dentro del Estado. Las dos perspectivas, tanto la de las comunidades, como la de los mineros, son legítimas. Ese trade – offs del cual Tanaka nos habla con soltura en su columna del domingo seis, tiene que ser llevado con una mano firme. Carlos Herrera tiene la última palabra. En todo caso, el conflicto de intereses generados durante estas semanas en su entorno, nos dará un derrotero para saber la posición del gobierno frente a los muchos problemas entre pobladores y empresarios que cunden en todo el país.
Los sucesos durante estos tres cortos meses aproximadamente, nos da cosas negativas y repudiables; no olvidemos las diferentes congresistas que tiene que desfilar – o que ya lo hicieron – por las diferentes comisiones del Primer poder, para saber sus entripados, los intereses que intermediaron para utilizar el Estado como un botín, y sobre todo, de qué maneras tan soberanamente absurda los mecanismos de control partidarios, es decir, los filtros para saber si estos personajes son los idóneos para representar a sus departamentos, dieron un pase libre a los señores que hoy, denunciados ante el PJ o el Ministerio Publico, por proxenetismo, robo, corrupción y tantos otros, representen a todos los peruanos.
Más allá de las increíbles taras que dominan, como rey a sus súbditos, nuestra política y politiquería nacional, es necesario dar un espacio para poder resaltar los temas que se llevaron con eficacia y soltura, las cosas que se ejecutaron con eficiencias, y las promesas que se cumplieron durante este tiempo. “Una es con guitarra y otra es con cajón”, parece que le dijeron a Ollanta Humala, una vez llegado al poder. Y es que, esta frase con que ya varias articulistas y columnistas bautizaron la “transformación” del Humala 2006 al Humala 2011, es evidente. No solo se trató de un cambio de camiseta (del rojo revolucionario al blanco conciliador) sino también de una postura ante los medios, un tono parsimonioso, y tolerable con las críticas que le llovieron de todos los flancos. ¿Es posible que OH haya tenido una variación de 360º en cuestiones ideológicas? Me parece que no, sus convicciones adscritas al nacionalismo no han variado un ápice. Lo que sí me parece digno de mención, es que ha podido juntar perro, pericote y gato dentro de un gabinete caracterizado por los diferentes matices o posturas políticas. Sus ideas, son perennes e intransferibles. Sus formas, no tanto. Su llegada al poder, después de una tormenta, demuestra que si una modifica ciertos postulados o dogmas inamovibles – supuestamente – es posible que el sillón de Pizarro, le quede a uno cómodo. Es su caso. Desarrollo con inclusión, fue otra de las frases que lo caracterizo a partir de la llamada Hoja de Ruta. Hasta el momento parece estar cumpliéndose, la Ley de Consulta Previa; las sobreganancias mineras; el respaldo de los ciudadanos de Ica al Congreso descentralizado; las preguntas y respuestas ante cuatro periodistas de los medios de comunicación más importantes; la contundencia con que quiere enfrentar a Artemio y Jose, en el VRAE y en el Huallaga respectivamente; la adopción de posturas conciliadores y de la promoción del dialogo antes conflictos de intereses; la acertada designación de Carolina Trivelli como ministra del MlDIS; entre tantas otras, nos confirma que la demagogia, el culto a la personalidad, la soberbia y el striptease político, se los dejó al gobierno pasado. Ahora bien, Antonio Zapata, se plantea cuatro desafíos de cara al futuro: ¿Cómo afrontar con eficiencia los problemas de corrupción que ya comienzan a apoderarse de las personas de su gobierno?, ¿De qué manera los conflictos socioambientales van a ser tratados durante su mandato?, ¿La crisis económica internacional llegara por estos lares y causara la misma implosión que genera en el viejo continente?, ¿ante que gobierno estamos, radical, de centro, de centro izquierda, es decir, cual es la “coherencia y consistencia en la orientación del gobierno”?. Solo el tiempo será capaz de disipar las dudas que se plantea el historiador.
Lima, Noviembre de 2011