domingo, 12 de junio de 2011

A Don Andrés Bedoya Ugarteche


 


 

Le estaría haciendo un favor a este señor si es que le doy la oportunidad de que más personas puedan leer las barbaridades y estupideces que pueda comentar en La Ortiga: la trinchera de lo nauseabundo y lo ridículo; ese espacio que le da Correo para que vomite las sandeces y locuras que engendra en sus vísceras y que las maquina en su mente putrefacta, y es que no es para menos, vamos. Y sí, le voy hacer un favor Don Andrés Bedoya Ugarteche, faltaba menos, pero para que las personas de a pie, como yo, se den cuenta que todavía hay mentalidades enclaustradas en la idiotez perniciosa y mayúscula, dañina y aberrante; ya ni siquiera comparable con la intolerancia de uno que otro insensato de las redes sociales.

Me sorprendo mucho de lo que escribe y discúlpeme si es que no hay respeto ni siquiera a su edad, y también me disculpo ante mi único seguidor en el blogger, mis 306 amigos en el Facebook, y poco más de 5 personas que me siguen en el Twitter, pero Usted, caballero, es un tremendo imbécil, con todas las letras bien puestas, porque no hay otra definición mejor que calce con su persona; esas sinceras disculpas anticipadas las doy porque no soy mal intencionado, sectario o intemperante; pero la verdad es que me causo tremendo estupor lo que acabo de leer en su columna del sábado once. Y mayor es el impacto después de prestar atención a articulistas que son sobrios, inteligentes y confinados a la verdad o al menos siquiera a las buenas intenciones, sea cual sea su visión del Perú, su afiliación ideológica, política o religiosa.

No sé en qué país vive Usted, pero es incuestionable que transita entre la demencia y el fanatismo desmedido a la soberbia e intolerancia, no se puede entender como alguien, por más mísero, racista y fétido que sea, puede cuestionar, entre otras necedades, el desarrollo histórico de una nación a niveles exorbitantes:

"Afortunadamente los incas no contaban con escritura, lo que nos habría terminado de joder. Nos cuentan algo de los "quipus", pero no hay un solo experto que sepa para qué servían. En fin, lo dejaremos a la imaginación de los estudiosos que insisten en que los incas eran "sabios" (ni siquiera inventaron la rueda)"

¿Ahora me quiere decir, solapadamente que nuestra cultura estuvo supeditada al desarrollo de la rueda? ¿Qué el Perú antiguo fue una farsa, porque no tuvimos un sistema numérico basado en glifos? ¿Qué gracias a Dios no tuvimos escritura o si no se iba a completar su desdichado aburrimiento de la Historia tal y como lo menciona líneas antes en su escrito? Me es realmente impactante leer sus brutalidades, como esta otra, verbigracia:

"Llegan trece chapetes muertos de hambre y en dos patadas liquidan al gloriosísimo Tahuantinsuyo y esclavizan a todos sus habitantes (que ya eran esclavos del Inca)"

Me perturba saber cómo se escuda en meras habladurías si un poco de seriedad para ocultar su odio y su intransigencia a todo lo que no representa su agrado, su venia. No puedo entender como un comunicador social, pude transmitir ideas sin una mínima dosis de cultura general o de conocimientos históricos; cómo Usted hecha años de estudios históricos/culturales en dos o tres palabras, sabiendo poco o nada de los acontecido. No se puede definir esos insultos más que con un solo concepto: ignorancia. Su ignorancia perniciosa y absurda, como si el peso de los años que en su persona recae, no haya sido suficiente, y no haya abierto su mente a la racionalidad y la coherencia. Como me encantaría que lo leyeran mis amigos historiadores de San Marcos. O Rostworowski, o Espinoza, o cualquier persona con masa encefálica irrigada: de la cual Usted, señor, dandy, gentleman, carece en su totalidad.

Y ahora para rematar al muerto (su inteligencia, claro está) y revivir su tirria a lo serrano, a la cultura andina, pretende enclaustrar en su sueño de un Perú sin cholos, sin awajunas, zambos, ni pobreza, abriendo el cielo en dos pedazos, lanzando su epifanía mentecata y lerda:

"Comparado conmigo, Nostradamus ni siquiera se acuerda del nombre de su mujer. Escuchen y léanme bien: el final del Perú se aproxima, y mucho más pronto de lo que se imaginan. Como lo dije antes, quienes tienen planeado progresar en la vida salgan ahora del país, ahora que pueden hacerlo como emigrantes. No esperen a jalar su carretita como refugiados"

¿Esto es seriedad? ¿Esto es escribir con seriedad? ¿Esto es escribir con seriedad y sapiencia? No, sus escritos son una apología a la podredumbre y descomposición del ser humano, en su tono más álgido y pestilente: el racismo y la intolerancia. Y lamentablemente no es la primera vez que leo lo que sale de su pluma, basta si quiera revisar sus títulos vituperantes y exentos de pudor (al menos): "La hora del imbécil", "Villaranadas, décimas y cholos", o "Mas polleras, parlamentos, nativos, utopías, etc". El contenido de esos títulos es un insulto a cualquiera forma de raciocinio, y no solamente a eso, sino a las mentalidades de los peruanos que viven en extrema pobreza, en algún caserío en pésimas condiciones, y en la más absoluta incertidumbre sobre su futuro, por citar un solo ejemplo.

Creo que la derrota de esa derecha narcisista y de espaldas a las principales necesidades del país, a la cual pertenece, lo ha afectado en sobre manera, porque no lo deja pensar con claridad, y parece que desde hace mucho tiempo, perdió la cordura y la reemplazo por la imbecilidad. Y por si no lo sabe, dignísimo caballero ilustre, ya no estamos en el siglo XVII, ya nadie vive en ese mundillo al cual parece que solo Usted pertenece, ya nadie habla pestilencias de las personas, de otras formas de pensar, de otras culturas, o de otras etnias. Espero, sinceramente, y ya para terminar la misiva, que recapacite en su visión del mundo, y se instale de una buena vez en el siglo XXI, caballero.


 


 


 


 

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