martes, 22 de noviembre de 2011

¿Sombras nada mas?


Los cien primeros días de Ollanta Humala son luces y sombras. El crédito de la estupenda frase es de Carlos Basombrío en una reciente entrevista. Y es que para analizar este nuevo gobierno hay que saber distinguir entre lo que se hizo bien y mal. Hacer una clara distinción, hace posible analizar la actual coyuntura de manera un poco más objetiva.
La negación de compromisos y responsabilidades es una obstrucción a la democracia, a la credibilidad política y a las promesas que fueron el estandarte de Gana Perú. El cierre de estos tres primeros meses estuvo marcado por ello. Y es que Omar Chehade, el todavía segundo vicepresidente de la república,  y su famosa reunión para favorecer un grupo económico no ha pasado desapercibido por los medios de comunicación – razones no faltan – y menos aún para la opinión pública. El simple hecho de la camaradería y la asociación pro beneficio al sector privado, en una locación no institucional y con miembros de las fuerzas del Orden, resulta más que sospechoso, perspicaz. “Honestidad para hacer la diferencia”, oración de cuatro palabritas con que Humala marco la pauta en su campaña política;  estoy seguro que esta sencilla pero contundente frase, captó adeptos y seguidores durante todo su quehacer prosélito. Pero el deterioro de este slogan, por el brillo personal que un miembro del partido quiso impregnar una vez llegado al poder, es más que evidente. Solo existen dos posibilidades y una solución: la destitución o la renuncia del involucrado; porque es necesario dejar en claro que la única manera de encontrar aceptación entre la población y respeto a las instituciones del Estado, es destituir todo elemento que valla en contra, no solamente de las directrices morales y éticas que toda persona debe tener – más todavía si ocupa una magistratura de tanta importancia – sino también por el hecho de traicionar la confianza que se depositó en él para asumir la responsabilidad de la conducción del Estado.
El caso de Alexis Humala, denota un impedimento y falta de organización inclusive antes de asumir las riendas del país. Aunque no veo ni un obstáculo de hacer contactos con gobiernos exteriores para realizar convenios una vez pasado 28 de Julio (el caso estallo semanas atrás), no creo necesario ir en nombre de un cargo que aún no se ocupa. El escenario atroz que desencadenó una de las tantas crisis del gobierno aprista, como la fue el lobista Canaán con Del Castillo – en donde también estuvo involucrado el entonces presidente Alan García – fue suficiente excusa para que el hermano menor de los Humala, fuera presentado como “vendepatria” y lobista, muy aparte de asumir roles que no le competían. Una vez ya instalado el gobierno, el ataque sistemático de la prensa hacia la nueva conducción no dio tregua ni un solo momento. Ricardo Soberón fue la primera de las “víctimas”. El jefe de Devida, busco priorizar alternativas a la erradicación forzosa de la hoja de coca – que dio resultados penosos durante el último lustro – y generar una nueva tratativa a la problemática. Al final solo alcanzó una fuerte oposición de un sector del periodismo (dicho sea de paso, con sólidos argumentos como lo fue el de Fernando Rospigliosi en más de un artículo); del gobierno, porque Humala desestimó esta nuevo enfoque; además, el nuevo respaldo que dio los Estados Unidos a la lucha contra el narcotráfico.  Esto último,  imposibilitó la implementación de sus propuestas.
Lo de García Naranjo fue un cúmulo de situaciones penosas y desacertadas. La muerte de cuatro niños en Cajamarca al ingerir alimentos intoxicados  del Pronaa, la exposición mediática de la titular de Mimdes en Mistura y su baile con un ex jugador de futbol una vez ya conocido el suceso, además de sus comentarios errados, la demora en ir al lugar de los hechos, su discurso en el Congreso y su reabierta investigación por un juicio pendiente durante su designación como regidora en los noventa, fue una nueva oportunidad para la oposición mediática, política y económica para desalojarla de la cartera de la Mujer. Si bien cuando mencionó que la manipulación de los alimentos pudo haber sido el causante de las pérdidas humanas – y al parecer, una vez hecha las investigaciones no le faltó la razón –, la interpretación de lo sucedido dio luz verde hacia especulaciones con su pasado y presente político. Su cabeza no rodó, pero por poco.
Las exposiciones mediáticas y las frases que marcaron sus intervenciones en el congreso, o en el seno del partido o cualquier medio de comunicación ávido de titulares, reflejo una precaria institucionalidad y una evidente falta de organización política, característica innata de los partidos políticos en el Perú. Así lo refleja David Sulmont. El analista, prevé un escenario de la misma magnitud para cualquier otro partido que haya llegado a la presidencia. En sus palabras, la ausencia del roles o la sobrecarga de los mismos, genera que la prensa marque la agenda política y que  los partidos políticos, se encarguen de que estas sean legitimas debido a su incapacidad para que los cuadros con que cuentan, desarrollen expectativas según los intereses nacionales. Gana Perú, continua el analista, no es el único partido que contiene en sí todas las deficiencias, sino que esta precariedad es parte del quehacer político en nuestro país desde hace 25 años.
Otras de las contrariedades que sufre el gobierno son, en parte, los reclamos de los activistas medioambientales, gobiernos locales y poblaciones enteras que se oponen, sin dar en algunos casos, pie a sesiones de negociación sobre concesiones mineras y gasíferas. El último de los casos (han sido muchos desde el periodo 2000 – 2011) es el proyecto Conga. Éste, podría contribuir con más de 4.800 millones de dólares de inversión en el mediano plazo, y generar miles de puestos de trabajo. Sus contrarios, afirman que su instalación definitiva podría quebrar las actividades ganaderas y agropecuarias de la zona, además, es un hecho que el agua de las lagunas que tienen serian eliminadas. Sin embargo, los empresarios mineros afirman que construirán lagunas artificiales para cubrir este “percance”. El lio es aún mayor, a sabiendas que los permisos dados por el MEM ya dio el visto bueno para el arranque. ¿Las negociaciones son necesarias, teniendo en cuenta que hubo una consulta anterior en donde los pobladores estuvieron de acuerdo; y más aún, habiendo una autorización que ya paso por la respectiva cartera ministerial? Sí. Es necesario que el PCM enfrente la ausencia estatal y promueva el dialogo sobre todas las cosas. El presidente da como sentado que el proyecto va de todas maneras. Pero es necesario recalcar el rol conciliador (y sobre todo efectivo a largo plazo en materia de bienestar social) que debe haber dentro del Estado. Las dos perspectivas, tanto la de las comunidades, como la de los mineros, son legítimas. Ese trade – offs del cual Tanaka nos habla con soltura  en su columna del domingo seis, tiene que ser llevado con una mano firme. Carlos Herrera tiene la última palabra. En todo caso, el conflicto de intereses generados durante estas semanas en su entorno, nos dará un derrotero para saber la posición del gobierno frente a los muchos problemas entre pobladores y empresarios que cunden en todo el país.
Los sucesos durante estos tres cortos meses aproximadamente, nos da cosas negativas y repudiables; no olvidemos las diferentes congresistas que tiene que desfilar – o que ya lo hicieron – por las diferentes comisiones del Primer poder, para saber sus entripados, los intereses que intermediaron para utilizar el Estado como un botín, y sobre todo, de qué maneras tan soberanamente absurda los mecanismos de control partidarios, es decir, los filtros para saber si estos personajes son los idóneos para representar a sus departamentos, dieron un pase libre a los señores que hoy, denunciados ante el PJ o el Ministerio Publico, por proxenetismo, robo, corrupción y tantos otros, representen a todos los peruanos.
Más allá de las increíbles taras que dominan, como rey a sus súbditos,  nuestra política y politiquería nacional, es necesario dar un espacio para poder resaltar los temas que se llevaron con eficacia y soltura, las cosas que se ejecutaron con eficiencias, y las promesas que se cumplieron durante este tiempo. “Una es con guitarra y otra es con cajón”, parece que le dijeron a Ollanta Humala, una vez llegado al poder. Y es que, esta frase con que ya varias articulistas y columnistas bautizaron la “transformación” del Humala 2006 al Humala 2011, es evidente. No solo se trató de un cambio de camiseta (del rojo revolucionario al blanco conciliador) sino también de una postura ante los medios, un tono parsimonioso, y tolerable con las críticas que le llovieron de todos los flancos. ¿Es posible que OH haya tenido una variación de 360º en cuestiones ideológicas? Me parece que no, sus convicciones adscritas al nacionalismo no han variado un ápice. Lo que sí me parece digno de mención, es que ha podido juntar perro, pericote y gato dentro de un gabinete caracterizado por los diferentes matices o posturas políticas. Sus ideas, son perennes e intransferibles. Sus formas, no tanto. Su llegada al poder, después de una tormenta, demuestra que si una modifica ciertos postulados o dogmas inamovibles – supuestamente – es posible que el sillón de Pizarro, le quede a uno cómodo. Es su caso. Desarrollo con inclusión, fue otra de las frases que lo caracterizo a partir de la llamada Hoja de Ruta. Hasta el momento parece estar cumpliéndose, la Ley de Consulta Previa; las sobreganancias mineras; el respaldo de los ciudadanos de Ica al Congreso descentralizado; las preguntas y respuestas ante cuatro periodistas de los medios de comunicación más importantes; la contundencia con que quiere enfrentar a Artemio y Jose, en el VRAE y en el Huallaga respectivamente; la adopción de posturas conciliadores y de la promoción del dialogo antes conflictos de intereses;  la acertada designación de Carolina Trivelli como ministra del MlDIS; entre tantas otras, nos confirma que la demagogia, el culto a la personalidad, la soberbia y el striptease político, se los dejó al gobierno pasado. Ahora bien, Antonio Zapata, se plantea cuatro desafíos de cara al futuro: ¿Cómo afrontar con eficiencia los problemas de corrupción que ya comienzan a apoderarse de las personas de su gobierno?, ¿De qué manera los conflictos socioambientales van a ser tratados durante su mandato?, ¿La crisis económica internacional llegara por estos lares y causara la misma implosión que genera en el viejo continente?, ¿ante que gobierno estamos, radical, de centro, de centro izquierda, es decir, cual es la “coherencia y consistencia en la orientación del gobierno”?. Solo el tiempo será capaz de disipar las dudas que se plantea el historiador.

Lima, Noviembre de 2011

Propuestas y Hechos



Frederick Cooper, en una columna publicada en La Republica, demuestra la nula proyección histórica, cultural, urbanística y económica que ha padecido la ciudad de Lima; la inoperancia como estandarte en las gestiones de los alcaldes en los últimos cincuenta años; las políticas y estrategias improvisadas de las cuales hemos hecho patente; y el caos reinante como hijo legítimo de las inacciones en nuestra ciudad. No solo ello, hace un repaso general y comparativo con diferentes ciudades de Latinoamérica como Curitiba, Guayaquil y Medellín (entre otras, menos acordes a nuestra realidad). En éstas, el desarrollo urbano, la seguridad ciudadana y el transporte público han alcanzado – si bien falta mucho por hacer todavía – estándares adecuados para una convivencia estable y segura.
Cooper analiza Lima en toda su magnitud, y es muy claro en su diagnóstico. Carece de servicios de calidad; políticas públicas para frenar el desorden vehicular, las bandas criminales y  cobertura sanitaria; y sobre todo, de un impulso hacia la estética urbana. Para mejorar todo ello y para cumplir responsablemente cada una de las promesas que cuanto electo Alcalde hace, debe recurrir ineludiblemente a los “profesionales idóneos” es decir, no solamente políticos dicharacheros, sino especialistas en áreas determinadas que cumplan una función de acción. Y ello, prosigue Cooper, desnuda una realidad: que la viabilidad en torno a una Lima, eficiente, segura, “bonita”, es decir nueva, no solo es parte del trabajo de la Municipalidad de Lima, sino es también del gobierno Central. Se desprende también de sus palabras que para hacer un cambio legítimo y viable deben participar tanto las instituciones públicas y privadas,  como la ciudadanía en general. TODOS, debemos ser parte de un nuevo orden, no ideológico o económico, sino cultural.
Traigo a mención este artículo, por la caída libre que mantiene Susana Villarán en lo que respecta a popularidad. La última encuesta de Datum le da ochenta y dos por ciento de desaprobación en Octubre, ochenta y cinco por ciento percibe a la ciudad como igual o peor, y  sesenta y nueve personas de cada cien, afirma cuando se le pregunta sobre la mejor obra de Villarán, que no ha hecho nada. Como lo lee, nada. Cifras poco alentadoras para una gestión que tiene menos de un año de labores. Hablan de una renuencia hacia el nuevo enfoque que pretende inyectar la alcaldesa y la falta de “obras” durante este año, en comparación inmediata con lo que hizo Luis Castañeda durante dos periodos, y la sintonía conciliadora y práctica de Alberto Andrade.
El precario respaldo hacia esta nueva gestión pasa por una ineficiente comunicación por parte de la alcaldía, el desconocimiento de las obras físicas que demuestren lo avanzado, un temerario frente periodístico que minimiza las tareas cumplidas y la escrupulosa sensación de inaptitud que impregna al Palacio Municipal. ¿Estamos, otra vez, ante un partido político que prometió transparencia y trabajo y que solo ha demostrado improvisación y falta de rigor frente a las problemáticas? Me parece que no. Y es porque, si bien las informaciones respecto a lo alcanzado por Fuerza Social durante este año han sido mininamente difundidas o percibidas como insuficientes, el marasmo institucional se ha dejado de lado, y los temas de mayor envergadura – esos que generan mayor cantidad de titulares en los medio por cierto– está siendo trabajado con empuje
La cuestión pasa en primer lugar, por las tendencias políticas, los grupos de poder y la guerra electoral que enfrentó a dos oponentes de diferentes tiendas ideológicas en las elecciones del dos mil diez, Villarán y Flores Nano, de la que salió triunfadora la primera. Allí hubo un quiebre en donde nuestra desfasada pero afortunada derecha  a través de los medios de comunicación afines, se encontraron en una situación insoportablemente fatal, una alcaldesa de izquierda. Apocalipsis. La ceguera que trasluce su impotencia y conservadurismo, no hizo más que demostrar su intolerancia hacia todo movimiento político que no sea de su agrado, afín, consonante. Esta situación permite esclarecer, que a través de la televisión, las páginas de los diarios o las voces reaccionarias en las radios, nos empujen a nosotros los ciudadanos de a pie, a complotar también, contra lo que está mal – y me parece eso no solamente justo sino también razonable – pero al mismo tiempo a dar la espalda a las cosas que se logran. En otras palabras, lo que está mal, genera un titular, y lo que está bien es información irrelevante.
Por otro lado, la sinonimia que quisieron entablar entre esta gestión y la anterior, es para el olvido. Hay una diferencia en hacer gestión entre estos dos personajes. Castañeda hizo obras de inclusión social (a su manera); las escaleras amarillas, los hospitales de la solidaridad, desvíos vehiculares, puentes, el Metropolitano y un largo etcétera. Todo ello muy bien. Las obras públicas, la tierra, el cemento y el ladrillo, son necesarios – con un planeamiento adecuado – para que la ciudadanía se siente identificada, es así como el limense, quiere a su ciudad. Pero la pregunta que todos nos debemos hacer es ¿obras a costa de qué? de la corrupción, claro está. De la doble moral, de los millones de soles, de grandes licitaciones, de puestas en escena para no dar la cara, del mutismo como arma de fuego y de la ceguera antes la justicia.
La sobreexposición que ha tenido Villarán en estos meses es otra de las razones por la cual no es bien vista ante la población limeña. Así lo apunta la periodista Flor Huilca; afirma que la estrategia de comunicación que siguió durante toda su gestión, fue la misma que tuvo durante la campaña. Es decir, las propuestas y las iniciativas propias de un candidato no pueden ser las mismas una vez que ya ocupó el cargo. Un claro ejemplo de esto, sigue la Huilca, son los tiros al aire que hizo la alcaldesa al hablar del plan Zanahoria o la zona Rosa.  Medidas impopulares en una ciudad popular. Estas pretensiones no cayeron bien en la población por motivos más que evidentes. Primero ¿Quién va dejar de comprar bebidas alcohólicas después de las once de la noche? Nadie. La otra, ¿Quién quiere cerca de su casa una lugar donde las prostitutas ofrezcan sus servicios? Nadie, tampoco. Quiero dejar en claro, que con ellos no estoy queriendo que el populismo y la demagogia se hagan cargo de la Municipalidad. Sino que, antes de lanzar propuestas bienintencionadas, merezcan el debate claro y conciso, una revisión del ámbito legal en donde se sustente la propuesta, y un plan articulado que sea capaz de ejecutarlo. Es decir, planeamiento y normatividad.
Esto último demuestra que, como todo personaje público, Susana Villarán tiene insuficiencias. Nadie es infalible en este juego. Su baja popularidad, la sensación que no hace nada, y su carácter demasiado conciliador para con todos es un tema de apabullamiento y celaje voraz. Las carencias que como toda persona inserta en política tiene, no destierra indefectiblemente, los compromisos y las aptitudes por las que fue elegida en voto popular, democrático y libre. Pedir su revocatoria y querer que no cumpla su mandato, sería una verdadera idiotez que no solo demostraría impaciencia e intolerancia sino también falta de conocimiento. Si la revocatoria prospera y finalmente Villarán es depuesta de la alcaldía que legítimamente alcanzo, el que se haría cargo seria Zegarra, también de Fuerza Social y con las mismas ideas que su virtual antecesora.
¿Qué ha hecho Susana Villarán en estos meses de gestión? Los avances están, y eso es fácilmente demostrable. En seguridad ciudadana, doscientos cincuenta serenos se han sumado a los mal de mil que ya habían; cuatrocientos policías del Escuadrón verde luchan desde junio contra la delincuencia y las bandas organizadas, instalación de ocho Puestos de Auxilio rápido en el Cercado; creación del Comité de Seguridad Ciudadana que se encuentra articulado a todos los distritos de Lima; presencia de Jueces de Paz para delitos menores, y cien nuevas cámaras de videovigilancia. En lo que respecta a Desarrollo social/urbano, quinientas escaleras y diecisiete lozas deportivas; programa “Igualdad” en Barrios Altos, para su acercamiento a los servicios de salud;  inicio de las remodelaciones en cuatro plazas históricas; campañas de prevención de cáncer y otras enfermedades; inauguración de tres nuevos Hospitales de la Solidaridad; implementación del nuevo mercado de Santa Anita; entre otros. En Transporte, nuevas rutas para el Metropolitano e incremento de buses; implementación de nuevas ciclovías; ordenanzas como la del Sistema Integrado de Transportes; el retiro gradual de unidades desfasadas y de rutas; nuevas pistas y corredores como el de Nicolás Ayllon; construcción de tres nuevos carriles en el Naranjal y modernización del sistema de imposición de papeletas y sanciones. Pero no solamente ello. En lo que respecta a Medio Ambiente se han plantado cuarenta mil árboles (se tiene previsto que sean cien mil) en Comas como parte de una campaña de arborización en todo Lima; el nuevo manejo para los residuos sólidos en la capital. Y en lo que respecta a Cultura, iniciativas para ir a los museos más representativos; remodelación del teatro Segura; y el inicio de programas de cultura en Villa El Salvador, Lima Cercado, Agustino y Miraflores. Si bien se ha ejecutado el 38% del presupuesto, alrededor de cuatrocientos cincuenta y seis millones de soles, faltan las obras que fueron bandera durante la campaña, como la Línea Amarilla, la Vía Parque verde, la Costa Verde Sur, la reconstrucción de La Herradura y la más esperada, el reordenamiento del tránsito en la capital. Temas pendientes.
Susana Villarán ha hecho obra, ha promovido el esparcimiento, ha generado propuestas, ha dialogado con los actores sociales, se ha rodeado de personas idóneas y, mantiene vigente su pensamiento al hacer políticas públicas: abierta, transparente, conciliadora y tecnócrata. El inicio, debido a muchas circunstancias, no ha sido el mejor, pero es necesario percibir con claridad lo que se viene ejecutando y no diferenciarla por mantener una nueva forma de gobernar teniendo como eje la propuesta y no la imposición. Cooper tiene razón, es una tarea comunitaria el poder cambiar una ciudad, empecemos por criticar objetivamente las deficiencias, pero al mismo tiempo, elogiemos lo que se está haciendo en nuestra ciudad.



Lima, Octubre de 2011

jueves, 30 de junio de 2011



¿CUANDO VAS A SER GRANDE… COMPADRE?


¿Has escuchado o leído frases graciosas, burlescas, rencorosas, malhumoradas, y extrañas? ¿Todas en una, en ciertos casos, o una en todas, en otros tantos? Yo sí. Particularmente no me causan más que una sola acción: risotadas. Ni siquiera cólera ni rencor. Tampoco celos o malhumor. Solo risa… una buena carcajada; y es que hay cada frase que naturalmente a algunos puede sacar de quicio, u otros como yo, solo un dolor de abdominal pero del gran cosquilleo que brota de mi estómago.
Este es solo un pronunciamiento para dejar  las cosas claras. No hay nada más difícil que aceptar para ustedes, que la verdadera forma de ser grande, no es esta cimentada en la cantidad de títulos. Alianza Lima es mejor equipo del Perú; y la hinchada más completa es la de éste, y eso fácilmente demostrable. Porque Alianza Lima ha impregnado en el imaginario colectivo en sus 110 años de gloria, la idea de equipo quimboso, alegre y juego exquisito, ¿figuras? Más que suficientes, muchos más, con tan solo decir que el mejor jugador del Perú de todos los tiempos fue hincha y jugador de Alianza. Desde su nacimiento en 1901 hasta la actualidad, las personas que mantuvieron ese dinamismo y misticismo, están presentes en las tribunas, cuando se gana y cuando se pierde. Lamentablemente, en ninguno de los casos, nuestros compadres pueden decir lo mismo. Los títulos no hacen a los hinchas, sino los hinchas hacen el título, hacen su equipo, hacen historia y hacen cultura. Este es un escrito que esta movido con el único objetivo fundamental de demostrar lo que realmente es, sin más ni menos. Y antes de restregar la verdad en sus rostros y mentalidades compungidas y llenas de espejos para reflejar que quieren ser lo que no son, es decir, lo que realmente es ser grande; sin lógralo claro está, quiero mandar unas sinceras felicitaciones a los jugadores de Universitario de Deportes, que ganaron el domingo último con sabias decisiones técnicas del entrenador de su equipo sub 20. Ganar la final de cualquier torneo sub20, ya no es la alegría de unos pocos, sino de todo un país que necesita demostrar, al menos en el deporte, que vamos por buen camino. Lamentablemente no significa representatividad a nivel local, no significa grandes y loables logros en materia deportiva. Y peor aún, no significa tener a los hinchas, contentos, porque solo están felices y excitados, cuando el equipo rival, cuando el modelo a seguir, pierde. Nada más alejado del concepto fanático, seguidor, hincha.

El hincha del resultado y su gran parafernalia para querer ser, quien nunca será


El gusto para algunos, solo se refleja cuando ganas, sin embargo, para otros aún queda perenne a pesar de la derrota, ese sabor de haber dejado todo en la cancha. Hasta ahora no he escuchado, visto o leído a un hincha de su equipo poner el pecho cuando se es derrotado, y uno se da cuenta que al fin y al cabo, para ti significa lo mismo. Nosotros por el contrario, a diferencia de ustedes, cuando ganamos adoramos la camiseta, y cuando pierdo, la amamos aún más. Tu victoria de este domingo, solo refleja una sola cosa: que ha sido inflada, porque ese merecimiento exangüe del cual ahora eres parte, ha sido a costa de desgraciadas coincidencias y desazones que nada tiene que ver con el juego de sus once. Porque los muchachos sub 20 de tu equipo se rajaron en la cancha, es verdad, pero en 90 minutos, no superaron a los equipos que tuvieron al frente, y en el clásico, no ganaron por méritos propios, sino por errores ajenos. La victoria, así, es muy fácil, porque solo juega un factor, la suerte.
Mueves a la mitad de la prensa, y a la mitad de la mitad de la gente, para demostrar que ganaron sin haber ganado, que jugaron sin haber superado, y que celebraron sin haber sabido. La gran parafernalia: adorna un éxito sesgado y solo representativo en números, pero no hechos reales, para querer ser quien nunca serás.

Equipo chico

Las características de un equipo chico son las siguientes:
1.    Nació con el unido fin de hacerle frente al equipo más representativo del país
2.    Solo llena su estadio cuando juega por algo “importante”, no en partidos intrascendentes
3.    Tienen los números en rojo, en  cuestión de clásicos jugados, es decir, tienen más clásicos perdidos, que ganados
4.    Su estadio es una congeladora. Calienta solo cuando el rival clásico de apodera de él.
5.    A pesar de años de institucionalidad, sólo tienen un futbolista reconocido, y peor aún, la prensa internacional no lo conoce.
6.    Que para ser grande tienes que ser tetracampeón del campeonato nacional. Y;
7.    La peor goleada recibida, es hecha en un clásico.
Es increíble saber que vas de visita a un estadio tan pobre y tan gélido que los mismos visitantes, esos que tienen que ser apagados por los gritos del local, tienen que poner el ruido, la alegría y los canticos con el pulmón reventado. Y es más, son los que llenan su tribuna popular. El jueves 23 se demostró: norte, a la mitad, svr, casi lleno. Los videos lo demuestran. O si aún, en su terquedad, no se lo creen, deberían de preguntarle a Nunes que califico al estadio Monumental como el más frio donde se puede jugar en el Perú. O a Reynoso, que pedía con su cara de “ya pues”, a que llenaran el estadio, que en su penúltimo partido en la Libertadores 2010, lució semivacío, en palabras del propio entrenador. Y eso que estaban a punto de clasificar La verdad aunque duela. Y es que el equipo chico, pretende tapar el sol con un dedo, no se da cuenta que, como miembro vital, y vitalicio de una barra, en primer lugar y por regla general, antes de ser grande, tiene que llenar su estadio, o al menos su tribuna. Así, se funde el amor por una camiseta, miles de violentos corazones palpitando en las graderías del recinto y once cojonudos que matan por sus colores. Es decir, te falta amor y te falta pasión, cualidades que solo le faltan a un equipo chico. Y le sobran a equipo grande. Has sido vilipendiado con 9 goles en un solo partido, y peor aún, un solo jugador te metió 5 goles, él solo, en un mismo día, y en un mismo partido, más feo: en un solo clásico. En los momentos más difíciles llevas al estadio nomas de 120 personas (2003). Y aún más horrible, cuando juegas de local ni llenas la popular. En la cadena internacional que transmite los torneos internacionales ni conocen a tu jugador estrella, Fernandez, ese mismo que vistió la camiseta de Alianza Lima para salir de gira. Ese que dicen que desmayaba arqueros (?) y que se parecía a Oliver Atom con sus tiros que rompían redes (??), bueno, el delirio por su complejo de inferioridad se vio reflejado en sus mismo dirigentes con frases tan estúpidas, en declaraciones a Fox Sport en el 2008. Eso solo le pasa a un equipo chico. ¿Se dan cuenta? Sólo a un equipo chico.


Aprendiendo a ser grande: cuando juegas por mí, y no juegas por ti.


Y que me puedes decir si ganaste el torneo  sub20, si es que en realidad la victoria fue de nosotros, porque tu maquinaria se estremeció por el gol del triunfo, pero que siempre estuvo supeditada a que una vez terminado todo, refregarle al compadre por el logro. Es un hecho que celebrar después de haber ganado es algo natural, pero se trastoca cuando se lo dedicas a otro equipo. Nada más incoherente en un hincha de verdad. Y es que ser Antialianza es más logro, que ser hincha de la u. Y es que te encuentras en el Facebook y en el Twitter con cada persona minúscula y tonta que nos elogian gratamente, y es que en tu cabeza, no cabe otra cosa que ser como nosotros. Vivimos gratis en tus recuerdos. Son conscientes que haber ganado un torneo no les es suficiente, pero no porque estén decididos a seguir acumulando logros, sino porque prefieren malograr su fiesta, queriendo celebrar con nosotros. ¿No te das cuenta que, en vez de realzar tus logros, necesitas de algún motivo para querérmelo dar, de alguna y otra forma? El consejo es que, mientras tu equipo gane, vive tu momento de felicidad, y demuestra que eres hincha de universitario, y no un Antialianza, porque se nota que para ustedes, más gustoso es el sabor de incomodar, que de ganar. Recuerda que así como se gana un día, se pierde en el otro. Y la desazón de la derrota se grava aún más, cuando te das cuenta que solo te corroe esa necesidad de insultar y denigrar. Incomprensible hasta el hastío tu forma de querer tu camiseta.

La gran diferencia: blanquiazul los colores.


Y es que ser de Alianza es una pasión diferente, como dice la canción. La gloria no se encuentra en un solo partido, sino en un largo aliento. La derrota y la victoria conviven con nosotros, y no es necesario pisotear el legado histórico de nuestro rival para saber que somos mejores, el equipo más grande del Perú. Lamento mucho esos pseudos fanáticos que solo intentan minar nuestra Institución, porque no entienden lo que es ser glorioso, porque no entienden que en la derrota, también están los hinchas. Porque he escuchado amigos que le temen a su propio estadio, que no van a una popular porque no viven pensando en una fiesta, porque la temeridad nunca los acompañó, y porque la moda de salir campeones una vez y a la otra tener que rematar sus propiedad hizo mella en su templanza. Lamentablemente para ti, y para alegría mía, solo el que es hincha de verdad, “chapó” su combi hasta La Victoria o La Molina, o espero horas de horas para comprar una entrada, o dejó de ir a la universidad o el trabajo o se bajó en medio de la jungla de cemento,  o hizo su cola con rateros, maleantes y ex presos, o esperó dos horas parado para ver al equipo de sus amores; o salto, canto y grito antes de ver la cancha; o apestó a yerba porque el delincuente del costado no dejaba de fumar; o, sin importar las consecuencias o el resultado, siguió hinchando, siguió cantando, siguió alentando. O simplemente llenó el estadio cuando cundía los magros resultados. Ustedes, no saben lo que es haber tenido grandes jugadores, no tienen un estadio que revienta antes durante y después de un encuentro. Es decir, no saben lo que es querer y odiar, en ese mismo bendito instante. Y no sientes, que el algunas derrotas, también encuentras el amor. Porque te hace saber, que por más infortunios y malos momentos que pases, siempre vas a estar al lado de los tuyos. La gran diferencia hermanos peruanos, hinchas rivales, compadres, es que, a pesar de ganaron el torneo sub20, NO SABEN LO QUE ES SER GRANDE, ALGO QUE LOS HINCHAS DE ALIANZA LIMA, SABEMOS MUY BIEN.

Siempre va haber una gran diferencia: blanquiazules los colores. Y es que cada vez que juega Alianza, me regala una alegría indescriptible.

¡ARRIBA ALIANZA!

miércoles, 15 de junio de 2011

El Centurión y sus legionarios


Veintisiete años de derrotas, de sitios infructuosos, de batallas perdidas, de desgano, de impaciencia y frustración. Veintisiete años librando combates cuerpo a cuerpo, en donde el enemigo de turno resultó victorioso porque en sus filas pululan los veteranos que nos superaron largamente, no solo en habilidad sino en paciencia. Veintinueve años defendiendo nuestro pasado, defendiendo sin éxito nuestro legado y postergando la amargura característica la cual hoy nos domina.

Combates librados a pecho descubierto, con la espada ensangrentada en la mano, con lodo en el rostro, con lágrimas en los ojos, y con una pena en el corazón. Y es que los resultados se hacen más llevaderos cuando no te embarcas cada cuatro años en una odisea de penuria y desazón. Las pugnas que encaramos en expediciones a tierras hostiles, regados de muerte tras el atardecer teñido de escarlata, en la campiña bajo el sol abrasador, en las alturas del mundo donde Atlas deja ver su desanimo de siglos de padecimiento, y bajo la lluvia tormentosa en el cielo nublado, fueran siempre desalentadoras; y tras de sí, generando resentimientos y enconos por saber quién es el culpable; donde los incautos héroes que nacen en un día y mueren en el siguiente, solo cosecharon pérdidas; cargando con el peso de la vergüenza, de la historia, y el de todo una nación. Y cuando éstos volvieron a casa, solos, con pena y sin gloria, no se resistieron a la pesadumbre e inhalaron el último aliento, antes de caer en el olvido. En el pasado.

Pero la responsabilidad no se lanza súbitamente hacia los legionarios furibundos, porque se abrieron los brazos valientemente hacia la inmortalidad, junto a Marte; ya que la carnicería desatada en interminables jornadas, fue culpa del dios sobre la tierra: el Emperador, ese ignorante en las artes de la guerra y de la diplomacia, que amarrado al trono, solo bebe de su soberbia, se alimenta de sus lacayos y se ríe de su corte aduladora.

Las decisiones recaen ahora en esta necia persona, desde hace más de un lustro; recurren a este personaje impopular y vacío más atroz que cualquiera que pudo haber estado al mando, acuden en horas de necesidad a la improvisación y la desorganización. Porque dirigió sus estandartes hacia los mismos limes del Mare Nostrum y observando el poniente desde la Torre de Hércules sin resultado alentador, fue derrotado no solo en su egocentrismo fundado en el vulgo inocuo y súbdito de sus designios, sino también por el acero de todos sus enemigos feroces y cada vez más cerca de las fronteras, campaña tras campaña. Y es que ni lugartenientes ni grandes generales supieron darnos nuevas victorias.

El infortunio ronda cual ave de rapiña sobre nosotros en estas horas de interrogantes; la bóveda celeste se contrae y parece expulsar su designio malévolo: la desventura; Vulcano, errante del subsuelo, abre los brazos y parece decir sin palabras, desde su palacio en Tártaro, que la suerte está echada; el invierno regresó y dejó su huella sobre el camino, junto con su gélido aliento aun en los domus más apartados.

Pero la resolución del ser humano no es negociable. Y espera pacientemente por recuperar el lugar que le corresponde. Lucha contra la adversidad como si fuese el último encuentro con ella. Enrostra al cielo que la desventura es una motivación, y no un impedimento. Que el dios del infierno puede venir desde donde le plazca pero no nos va quitar la esperanza ni la dicha. Y que el cobijo en época de friaje, es innecesario para la supervivencia porque Ceres protege el sustento de la prole y Diana bendice nuestra descendencia y porque el fuego en cada pálpito del corazón, es más que suficiente para resistir el soplido de la muerte.

Los descendientes de Eneas no estamos condenados al fracaso, siglos de esplendor y magnanimidad lo confirman; y es en esos momentos de apuro es en donde sobresalen los capaces y preparados, los escogidos de los dioses. Y es que de tanto discutir con sabios y hechiceros, no nos quedó otra opción que hablar directamente con la única persona del mundo conocido, que pueda por fin dilucidar nuestras contrariedades, la pitonisa de Éfeso. Sin embargo sus palabras, más que alentadores o frustrantes, generaron más confusión de la que ya teníamos: “El momento aún no llegado, la derrota y la victoria caminan juntas de la mano”.

Con esas palabras nos dejó y nos alejamos más desconcertados que los sacerdotes mismos. Pasaron ya veintisiete años en donde no entendimos sus palabras. Pero la claridad se asomó más allá de los montes de Dalmacia, aún más lejana que los vientos alisios de Capadocia. Y es que se presentó la última oportunidad para hacerle frente al infortunio degradante y pusilánime: un bárbaro.

Este extranjero, acaba de llegar de un lugar lejano. Todos en el Palacio Imperial ya lo conocemos. Venido de tierras conquistadas por Lusitania, su familia es armenia y corre sangre persa por sus venas; su mirada inexpresiva constata su miles de batallas, el temor y el jolgorio danzan juntas en sus pupilas. Su cabello cano delata sabiduría, su postura relajada y ceremoniosa indica su grado militar, su andar pausado revela templanza y sus palabras, esa que desnuda a los especuladores y charlatanes, ecuanimidad. No es fácil mirar en su interior, aunque demuestra un férreo ardor hacia la conquista y la gloria. Su instrucción y su sabiduría hacen de él una de las últimas mentes sobrias, la borrachera del poder aun no lo consume porque no la conoce a plenitud.

¿Es posible? preguntan los plebeyos. ¿Se puede? indagan los siervos. ¿Un Centurión… bárbaro? ¿Un Centurión bárbaro… al mando de una Legión?

El abyecto personaje, nuestro dios, mandatario de nuestros pensamientos y dueño de nuestras acciones, entrega nuestro futuro y nuestras mejores lanzas a un extranjero. La campaña última está cerca. En el meridión se encuentra nuestro destino. Presurosos los guerreros se presentan ante el Centurión y se alistan uno tras otro, para su aprobación. Su fuerte carácter y su pétrea fisonomía, entusiasman a los legionarios. Aunque tiene muchos brazos a su disposición, solo elige a los mejores. Una vez planificado su accionar recurre con su ejército a pequeños operativos alrededor del territorio, los curte, los perfecciona, les da ánimo, fuerzas, templanza. Esas cualidades que él ya las tiene impresa en su mente, tatuada en su alma. Pero muy a pesar de esa maestría para planificar, atacar y defender, se esconde un desconcierto por lo venidero, porque ya no se vale por sí mismo, sino por valientes que entregaran, una vez más, su puño de hierro. Ese mismo desconcierto que lo aturde cada vez que emprende una nueva empresa, en donde juega su pellejo y su honor igual que sus acompañantes. Y peor aún, se enfrenta en su primera batalla junto a su nuevo ejército, contra su propia nación.

Los más jóvenes se entusiasman hasta el hastío por hacerles frente otra vez a nuestros enemigos. La vieja guardia aun sabiendo que, como el nuevo Centurión, pasaron muchos otros líderes sesudos que quisieron cambiar las cosas y que solo obtuvieron el destierro, aguardan con expectativa los resultados de estas contiendas. Porque lo último que quieren es morir y no probar el sabor de la victoria una vez más. Faltan pocos días para nuestra salida, pero esta vez con Baco embriagando nuestros sueños. El Centurión bárbaro señala nuestro rumbo esta vez, va ser el primero en llegar, y el ultimo en irse; infunde temor en nuestros adversarios y demuestra que la temeridad convivirá entre nosotros. No desdeña la oportunidad de la gloria, porque ha sido esquiva por largo tiempo. Partimos entre fiesta, vino y mujeres, derroche, orgias y demandas por cumplir, con palabras de amor, promesas y sobre todo con la frente en alto, pero además, con el brío de nuevos aires porque el Centurión infunde severidad y fuerza entre cada uno de nosotros.

¡Oh Júpiter! ¡Daría la vida misma por repetir la formidable campaña contra los Tracios en el 70! ¡El asalto a los Caledonios en el 78! ¡O por la gloria del 75! En donde legionarios inmortales calcaron en la tierra baldía su incondicionalidad hacia su pueblo, su honor y la gloria. Estamos distantes en tiempo y espacio, pero decididos a emular las hazañas pasadas. Y es que por fin entiendo la revelación de la Pitonisa: La sombra esculpe al cuerpo, lo hace padecer exigiendo su muerte, pero si es que no los liquida, los curte para nuevas gestas; y al mismo tiempo un halo de luz penetra en los pensamientos y deposita la esperanza para seguir resistiendo. Y es que el Centurión y sus legionarios, vendrán con la espada o sobre ella, pero con la seguridad de que dejaran todo en el campo de batalla. Y gustoso los acompañé en la vida, gustoso también en la muerte.

domingo, 12 de junio de 2011

A Don Andrés Bedoya Ugarteche


 


 

Le estaría haciendo un favor a este señor si es que le doy la oportunidad de que más personas puedan leer las barbaridades y estupideces que pueda comentar en La Ortiga: la trinchera de lo nauseabundo y lo ridículo; ese espacio que le da Correo para que vomite las sandeces y locuras que engendra en sus vísceras y que las maquina en su mente putrefacta, y es que no es para menos, vamos. Y sí, le voy hacer un favor Don Andrés Bedoya Ugarteche, faltaba menos, pero para que las personas de a pie, como yo, se den cuenta que todavía hay mentalidades enclaustradas en la idiotez perniciosa y mayúscula, dañina y aberrante; ya ni siquiera comparable con la intolerancia de uno que otro insensato de las redes sociales.

Me sorprendo mucho de lo que escribe y discúlpeme si es que no hay respeto ni siquiera a su edad, y también me disculpo ante mi único seguidor en el blogger, mis 306 amigos en el Facebook, y poco más de 5 personas que me siguen en el Twitter, pero Usted, caballero, es un tremendo imbécil, con todas las letras bien puestas, porque no hay otra definición mejor que calce con su persona; esas sinceras disculpas anticipadas las doy porque no soy mal intencionado, sectario o intemperante; pero la verdad es que me causo tremendo estupor lo que acabo de leer en su columna del sábado once. Y mayor es el impacto después de prestar atención a articulistas que son sobrios, inteligentes y confinados a la verdad o al menos siquiera a las buenas intenciones, sea cual sea su visión del Perú, su afiliación ideológica, política o religiosa.

No sé en qué país vive Usted, pero es incuestionable que transita entre la demencia y el fanatismo desmedido a la soberbia e intolerancia, no se puede entender como alguien, por más mísero, racista y fétido que sea, puede cuestionar, entre otras necedades, el desarrollo histórico de una nación a niveles exorbitantes:

"Afortunadamente los incas no contaban con escritura, lo que nos habría terminado de joder. Nos cuentan algo de los "quipus", pero no hay un solo experto que sepa para qué servían. En fin, lo dejaremos a la imaginación de los estudiosos que insisten en que los incas eran "sabios" (ni siquiera inventaron la rueda)"

¿Ahora me quiere decir, solapadamente que nuestra cultura estuvo supeditada al desarrollo de la rueda? ¿Qué el Perú antiguo fue una farsa, porque no tuvimos un sistema numérico basado en glifos? ¿Qué gracias a Dios no tuvimos escritura o si no se iba a completar su desdichado aburrimiento de la Historia tal y como lo menciona líneas antes en su escrito? Me es realmente impactante leer sus brutalidades, como esta otra, verbigracia:

"Llegan trece chapetes muertos de hambre y en dos patadas liquidan al gloriosísimo Tahuantinsuyo y esclavizan a todos sus habitantes (que ya eran esclavos del Inca)"

Me perturba saber cómo se escuda en meras habladurías si un poco de seriedad para ocultar su odio y su intransigencia a todo lo que no representa su agrado, su venia. No puedo entender como un comunicador social, pude transmitir ideas sin una mínima dosis de cultura general o de conocimientos históricos; cómo Usted hecha años de estudios históricos/culturales en dos o tres palabras, sabiendo poco o nada de los acontecido. No se puede definir esos insultos más que con un solo concepto: ignorancia. Su ignorancia perniciosa y absurda, como si el peso de los años que en su persona recae, no haya sido suficiente, y no haya abierto su mente a la racionalidad y la coherencia. Como me encantaría que lo leyeran mis amigos historiadores de San Marcos. O Rostworowski, o Espinoza, o cualquier persona con masa encefálica irrigada: de la cual Usted, señor, dandy, gentleman, carece en su totalidad.

Y ahora para rematar al muerto (su inteligencia, claro está) y revivir su tirria a lo serrano, a la cultura andina, pretende enclaustrar en su sueño de un Perú sin cholos, sin awajunas, zambos, ni pobreza, abriendo el cielo en dos pedazos, lanzando su epifanía mentecata y lerda:

"Comparado conmigo, Nostradamus ni siquiera se acuerda del nombre de su mujer. Escuchen y léanme bien: el final del Perú se aproxima, y mucho más pronto de lo que se imaginan. Como lo dije antes, quienes tienen planeado progresar en la vida salgan ahora del país, ahora que pueden hacerlo como emigrantes. No esperen a jalar su carretita como refugiados"

¿Esto es seriedad? ¿Esto es escribir con seriedad? ¿Esto es escribir con seriedad y sapiencia? No, sus escritos son una apología a la podredumbre y descomposición del ser humano, en su tono más álgido y pestilente: el racismo y la intolerancia. Y lamentablemente no es la primera vez que leo lo que sale de su pluma, basta si quiera revisar sus títulos vituperantes y exentos de pudor (al menos): "La hora del imbécil", "Villaranadas, décimas y cholos", o "Mas polleras, parlamentos, nativos, utopías, etc". El contenido de esos títulos es un insulto a cualquiera forma de raciocinio, y no solamente a eso, sino a las mentalidades de los peruanos que viven en extrema pobreza, en algún caserío en pésimas condiciones, y en la más absoluta incertidumbre sobre su futuro, por citar un solo ejemplo.

Creo que la derrota de esa derecha narcisista y de espaldas a las principales necesidades del país, a la cual pertenece, lo ha afectado en sobre manera, porque no lo deja pensar con claridad, y parece que desde hace mucho tiempo, perdió la cordura y la reemplazo por la imbecilidad. Y por si no lo sabe, dignísimo caballero ilustre, ya no estamos en el siglo XVII, ya nadie vive en ese mundillo al cual parece que solo Usted pertenece, ya nadie habla pestilencias de las personas, de otras formas de pensar, de otras culturas, o de otras etnias. Espero, sinceramente, y ya para terminar la misiva, que recapacite en su visión del mundo, y se instale de una buena vez en el siglo XXI, caballero.


 


 


 


 

viernes, 27 de mayo de 2011





UNA INVITACIÓN

Un debate frustrado y un pronunciamiento...

  1. Un debate es una forma de discutir ideas divergentes, de maneras de pensar diferentes, o propuestas disímiles. El debate es la línea o política, o cultural, o histórica, que intenta hacer un deslinde con el contrario; si solo si, por medio de valederos idearios de la visión (institucional o individual dependiendo del caso) a seguir a través de los valores del individuo y en pronta ejecución a través de las misiones asignadas. Se trata de realzar el temario propio y desgarrar el del otro, darle el sentido de mamotreto, de equivocación, de error, de prescindible, innecesario, sustituible. Una vez cometido de este acto de asociación, no queda más que exponer las ideas propias y darle un sentido de originalidad y de verdad. Para mí, esto es un debate.
  2. No me falta el tiempo. No puedo excusarme un viernes en la noche, al menos que sea una tragedia. Generalmente ese día y a esa hora, juego póquer hasta las 4 am. en algunos casos, y al día siguiente me levanto a las 6.30 am para ir a trabajar; es decir, ni cansancio siquiera por el término de la semana. Son excusas tontas. El que quiere, puede.
  3. Considero una discusión bizantina enrostrarle a un fujimorista o a un nacionalista los errores de su partido, los errores del Plan de Gobierno, o los errores de su candidatura, sus atavíos pasados. No, no lo voy hacer. Porque un sujeto que ya definió su voto, o un reacio partidario que alquila la lengua y sus pulmones para gritar por quien va a votar, no entiende de absolutamente nada, de nada que este fuera de su cerebro y de nada que este fuera de su lineamientos. No pienso gastar saliva en responderle a alguien que, si bien, no comparte mi punto de vista (eso ya seria mucho pedir) al menos me respete por decir lo que yo pienso; ya que siempre es bueno seguir los dictámenes de la razon y la cordura, de escuchar y de responder alturadamente y sobre todo con respeto. No voy a confrontar ideas en un momento tan álgido para cada uno de nosotros; en donde la mitad más uno de los peruanos, hubiese querido otra opción: diáfana y más leal a los principios de gobernabilidad en democracia, que de lo que representan estos señores.
  4. No creo que vaya porque la intolerancia se respira en cualquier claustro universitario, en cualquier café de Lima o en cualquier charla amical. Porque no se respetan las ideas ajenas, los dogmas contrarios, la diversidad de formas de razonar. Las personas han llegado al punto (y aun mas en época electoral) de denigrar y vapulear cual puta de barriada a los que no siguen al rebaño, a los que creen que los principios de la democracia, que se encuentran enteramente en tres conceptos fundamentales, liberté, égalité, fraternité; y no de dictadura, represión e intolerancia. Como me los muestran (uno más que otro) Keiko y Ollanta. Nunca fui seguidor de ninguno de los dos, ni pienso apoyarlos ciegamente en época electoral, y ni lo voy a ser sabiendo quien salió como presidente.
  5. Tengo un lineamiento político que se resume en tres elementos: liberalismo, democracia participativa y conciencia social; todos, y cada uno de ellos, en gobernabilidad. Cada uno de ellos adscrito a los principios de la igualdad, libertad y fraternidad, como lo acabo de decir. Cada uno de ellos, adjunto al progreso nacional. No encuentro mayores trabas para este progreso que las formas despóticas y autócratas de los encumbrados en el poder (y cegados por el), que impiden la libertad de los individuos en todos sus ámbitos. No sé de mayores inconvenientes para la apertura de ideas y de formas de razonar que el impedimento y las mordazas de gobiernos despóticos, crueles y sanguinarios. No entiendo las represiones sin motivo aparente para las personas que plasman con la pluma en el papel, lo que su corazón y la verdad dictan, lo que la conciencia añora, lo que el alma desea.
  6. La voz del pueblo, vapuleado por años de desgracia, pobreza y servidumbre no es escuchada por las figuras representativas de nuestra política. Ahora dime tú, ¿Nosotros, en 12 metros cuadrados, vamos a decidir el futuro de nuestro país, con nuestra tratativa de la problemática? ¿vamos a esculpir nuestro destino, hablando como loros y hasta por los codos? ¿Nosotros, seis individuos, vamos a tomar la rienda de los otros veintiocho millones, porque se nos ocurrió hablar de los problemas sociales en la época electoral? Si queremos un cambio, si queremos ser representados, sino estamos de acuerdo con la imposición de ideas, no vamos a aprender nada más que la intolerancia del otro, y no vamos a entrar más que a la discusión sin salida y sin sentido del juego político. Tenemos que salir a las calles a luchar por todos y cada uno de nosotros; si da asco la política porque solo es representativa cuando los candidatos se venden por un voto, entonces convoquemos a las masas a gritar voz en cuello sobre lo que nos aqueja. Las redes sociales como dinamos de ideas dispersas y de impulsor de grandes grupos, es una herramienta para conseguir apoyo y propalar ideas. Un claro ejemplo de lo que digo es la convocatoria de la mitad de España en Madrid, para establecer las bases de la nueva Democracia real, en donde estos no están de acuerdo con las directrices económicas y sociales impuestas por RZ.
  7. Pero nosotros no estamos unidos, no tenemos capacidad de convocatoria [pacífica] y no sabemos realmente qué es lo que queremos. Si la polarización en la campaña se torna cada vez más aburrida, penosa, apestosa y vulgar, no me puedo imaginar (y te lo digo con bastante tristeza) luchando juntos los fujimoristas y los nacionalistas por una misma causa una vez que las cartas estén echadas. Porque son como Capuleto y los Montero, como los Tudor y los Estuardo, como los Huguenot y los católicos: no son capaces de sintetizar, sopesar, medir, contrastar y perfeccionar ideas en conjunto. Es una guerra de polos.
  8. Sin embargo, no coincido como muchos columnistas, analistas, políticos, sociólogos, psicoanalistas, politólogos, periodistas y remedos de hombres. Que, o bien se venden al mejor postor, o bien declinan su voto por meras estupideces misántropas. Por ejemplo, no desvío mis principios por un rencor enconado como Fernando Rospigliosi, que si fue un periodista combativo de las injusticias de la dictadura de Fujimori junto con otros tantos, ahora lo apoya sin rubor o sin reparos. O como el poco hombre de Aldo Mariátegui, que habla sandeces en todos los idiomas, llevado por un temor infundado, soso y ganso. O el otro extremo, el del respetado Pedro Salinas, una persona admirable, inteligente y conspicua, que prefiere exhortar (entre líneas) a sus seguidores asiduos (como yo), de no votar por nadie, es decir, de ser consecuente de nuestras preferencias y dejar que “se haga lo que se tiene que hacer”. No comparto ni uno ni otro extremo; aunque los respeto como comunicadores sociales, no por sus ideas...
  9. Finalmente, ya tengo mi voto definido, y no necesité de interrogativas innecesarias a mí mismo para saber por quién. Voto porque en mis manos junto a la de mis pares, y mis antecesores se encuentra el destino nuestro, por más romántico y novelesco que suene. Porque ejerzo mi derecho a votar y no mi deber de votar. Porque me siento joven, lucido y con ganas de decidir mi futuro, y porque no hay mejor formar de hacerlo, que dejando de lado el resentimiento el vituperio y demás exangües formas de pensar. Voto por ser partícipe de la democracia y voto por ser tomado en cuenta.
  10. No quiero las malas interpretaciones al momento de asumir una bandera política, la que yo creo humildemente, es la mejor opción para mi país; al menos en este caso en particular. Mi voto es por Ollanta Humala, que asumo va tomar con mayor rigor y tenacidad la banda presidencial; porque creo que la redistribución económica va ser una realidad; porque tengo en cuenta que la corrupción y los lobbies se van acabar de una buena vez; porque considero que los principios antes mencionados van a ser realidad; porque no creo en el bombardeo de información parcializada de los grandes grupos de poder que quieren minar mi voto; porque lleva consigo gente capaz, gente idónea, técnica y, sobre todo, demócrata; porque tiene el apoyo y el auspicio del mundo intelectual y académico representado en sus más insignes figuras; porque necesitamos un rostro nuevo que devuelva las esperanzas de los menos favorecidos; porque queremos más apoyo social y mejor infraestructura en colegios, hospitales, comisarías y un largo etcétera; porque la seguridad ciudadana va ser una de las tareas ; porque tenemos que capitalizar nuestro éxito económico hacia adentro; entre otras valederas razones. Humala no está exento de críticas, no reconocerlo sería un error, una payasada. Lo matanza en Madre Mía, el levantamiento de Locumba, la influencia de Hugo Chávez y demás cosas, no es un juego de niños, son razones valederas para desechar cualquier candidatura; de igual manera que la de Keiko. Los dos son personajes que son harto cuestionados por lo que dijeron, por lo que pensaron, por lo que avalaron o por lo que ejecutaron. La única diferencia sensata, con la cual me identifico y con la cual estoy a favor, es con la de Gana Perú, por las razones que ya expliqué. Sin embargo, si es que el Estado de Derecho a lo largo del tiempo se ve deteriorado, las instituciones democráticas impedidas de ejercer sus funciones vitales por las cuales fueron creadas, la libre expresión supeditada a directrices de gobierno o la dictadura que conocemos de pies a cabeza, imperante, saldremos a las calles a que se escuche nuestra voz de protesta, a lo MVLL.

Respeto a las personas que votan por Fuerza 2011, tienen razones fuertes para hacerlo; aunque particularmente no las comparto, yo considero que en democracia, la tolerancia con las ideas divergentes y diversas es una premisa fundamental. Siempre trato de combatir lo que no es correcto, lo que es sesgado y lo que no tiene sustento, en este caso particular podría ser así; pero ninguno de los candidatos está libre de absolutamente nada. Un abrazo fraternal y un caluroso saludo. Espero que, si no hubo un debate, haya expresado mis ideas y haya sido comprendido por las mismas.

Luis Casanova Paredes

jueves, 14 de abril de 2011

CADA VEZ QUE JUEGAS


La alegría propia, esa misma que es producto de un amor también propio, se contradice en el mismo instante en que estas en las graderías de una popular, y compartes la felicidad o la tristeza de un desconocido. Y no te percatas que el amor que profesas con tanto ímpetu, es peculiarmente igual al tuyo. Ese afán, esa nostalgia, esos gritos, y ese cariño convicto, son exactamente iguales, increíbles. Su nombre, edad, familia, en fin, toda su identidad es dejada de lado por el hecho sencillo y simple de que no interesa en lo más mínimo. No, en esta ocasión no.

Porque quiere con el corazón, lo que tú también quieres con el corazón, salta y contornea los brazos al unísono de un redoble de tambor, al igual que tú. Se enfada, gruñe, medita, alza las manos al cielo implorando gratitud, se molesta con la misma actitud infantil. Ríe, canta, festeja, baila, se excita, se emociona con el mismo afecto.

Quizá a esta persona nunca más la volveré a ver, o peor aún, me olvidaré de su rostro una vez saliendo de un estadio. Así gane, pierda, empate.

Tanto el como yo, compartimos una historia, un sentimiento, un objetivo; pero no somos los únicos. Esa marea humana apostado detrás de un arco de madera, con trompetas, tarolas, tambores, banderas y caras pintarrajeadas y gritos de batalla, sienten lo mismo. Pero no felices con ello, los expresan a viva voz. Esas miradas cautivas frente a un televisor con un cigarro en una mano, con un vaso de cerveza en el otro; en una sala llena de personas, o completamente solo: criticando, queriendo, alentando.

Satisfechos o no, encaminamos hacia un rumbo lo que anhelamos, todos y cada uno de nosotros: un pase, una jugada, una huacha, una pared, un gol, un partido ganado, un título a cuestas. Y es una especie de compromiso indeleble, tácito, tatuado en la piel. He visto a personas llorar amargamente una derrota, y he contemplado risas de emoción y felicidad por un título. He sentido recorrer por mi cuerpo un sinfín de emociones, y lo mejor de todo, es que he descubierto esa risa complaciente y emocionada de mi hermano, cuando suena en mi casa “Se va, se va… ”.

Y es que cada vez que juegas, me regalas una alegría indescriptible.

Cantar, reír, llorar, bailar, odiar… amar.

ARRIBA ALIANZA